Nada abre tanto el apetito como una larga jornada de outdoor, y si encima es en la estación fría, nuestros estómagos suelen rugir por unas viandas bien calentitas y reponedoras. Claro que hacer funcionar un hornillo durante el invierno puede resultar en ocasiones una aventura en sí misma. Circunstancias hostiles como el viento o el frío pueden poner a prueba nuestra paciencia. Sigue estos útiles consejos y réstale poder al capricho del invierno.

1. PROTÉGETE DEL VIENTO
Refugios, grandes rocas o incluso árboles puede ser nuestro mejor aliado para evitar que el viento dificulte el encendido de nuestro hornillo. Pero ya que estamos en invierno, aprovechémoslo construyendo un pequeño muro de nieve, un sistema fácil, sobre todo si contamos con nuestra pala de avalanchas.

2. LA TIENDA NO ES PARA COCINAR
En cualquier manual de uso de un hornillo advierten del peligro de cocinar dentro de la tienda. Siempre debe ser la última opción, pues el riesgo de accidente es superior a las ventajas de esa posible comida. Las tiendas modernas suelen estar fabricadas en materiales sintéticos ¡y extremadamente inflamables! En cualquier caso, si no queda más remedio, empieza cavando un hoyo en el vestíbulo, ten la completa seguridad de que haya buena ventilación (no sería el primer caso de intoxicación por monóxido de carbono), nunca dejes de tener la vista puesta en el hornillo encendido y procúrale una superficie estable –puedes hacerlo con el saco o una chaqueta–.

3. ELIGE BIEN EL COMBUSTIBLE
La mejor elección para nuestros cartuchos será de gas mixto con un alto porcentaje de propano, mucho menos evaporable en bajas temperaturas. Todavía mejor si tenemos alguno líquido como el queroseno, incluso diésel si no hay otra cosa disponible. Pero no olvides asegurarte de que tu hornillo es capaz de quemarlo.

4. LA NIEVE SÓLO ES AGUA CONGELADA
Obviamente no siempre podemos cargar todo el agua necesaria para nuestras actividades, por lo que derretir nieve y hielo siempre ha sido una opción viable para obtener tanto líquido caliente como frio. Para la nieve necesitarás un recipiente ancho y una gran dosis de paciencia. Cuanta más seca esté la nieve más lento resultará su fundido. Si es hielo lo que tenemos a mano, es recomendable partirlo en pequeñas porciones para acelerar el proceso. Beber mucho es esencial a bajas temperaturas, previniendo el riesgo de congelaciones e hipotermia.

5. AHORRA ENERGÍA
Una vez que has hervido el agua, no deseches lo que no necesites. Úsalo para rellenar tu termo o cantimplora, aislándolo del frío. Puede venirte más que bien para la próxima comida o, si sigue cálido, usar el recipiente para calentar la parte inferior del saco de dormir y tendrás un par de horas de calefacción en los pies.

Fuente: Oxigeno